Con un origen común a los otros Spitz, este perro, criado desde tiempos inmemoriales, especialmente en las regiones orientales de Finlandia, tiene una historia estrechamente unida a la de este pueblo del cual es, en cierto sentido, un símbolo: en efecto, de él se habla incluso en el Kalevala el poema épico nacional. Su estándar ya fue definido en 1812. En una época utilizado por los cazadores para seguir el rastro del oso blanco y del alce, también se ha mostrado como un óptimo perro de guardería y de defensa tanto contra los extraños como contra los animales dañinos y feroces. De crianza no ciertamente fácil (los cachorros son siempre muy delicados y requieren cuidados y atenciones especiales), resulta bastante raro en su tierra de origen, mientras que es casi desconocido en los otros países europeos.